24 años de la mano…

Este 27 de Junio cumplimos 24 años de casados. Me siento profundamente agradecida por este tiempo en el que, sin duda, hemos crecido en todos los sentidos. Ahora somos una familia de la que me siento muy orgullosa.

Cuando planeamos nuestra boda, soñaba en que fuera un día perfecto, pues tenía claro que era el inicio de nuestra vida en común. Sabía que más importante que la fiesta, el vestido, las flores o la comida, era la disposición del compromiso a permanecer al lado del amor de mi vida en las buenas y en las malas, en la salud y en la enfermedad.

Hoy, 24 años después, puedo afirmar que, sin duda, ha sido un tiempo maravilloso al que no le han faltado retos. El día de nuestra boda, tanto mi esposo como yo, llegamos decididos a entregarnos  plenamente y amarnos por siempre, pues estamos convencidos de que vale la pena dedicar toda la vida a amar y amar cada vez  más intensamente y mejor.

Nos arriesgamos a aceptarnos tal como somos y creemos profundamente que el matrimonio contraído mediante una promesa de amor para siempre nos capacita para amar. La celebración de la boda para nosotros fue algo realmente importante, pues queríamos compartir y participar de nuestro compromiso con la familia y amigos, por eso dedicamos mucho tiempo a la planeación de cada detalle de ese día.

Recuerdo con nostalgia todos los preparativos, el decidir en dónde lo haríamos y cómo lo haríamos fue, desde siempre, un tema importante en nuestra historia, pues teníamos la certeza de la importancia del inicio de esta aventura.

Ciertamente, no todo ha sido color de rosa y hemos tenido momentos no tan buenos y unos malos pero siempre hemos tenido claro que nos comprometimos a querernos y eso implica un esfuerzo consciente, que muchas veces surge naturalmente y otras es necesario trabajarlo con intensidad. Ya desde nuestra luna de miel nos enfrentamos a lo que implica vivir juntos y, desde el inicio, conlleva un reto aprender a convivir, a respetarse, a ceder y a enfocarnos en lo que realmente es relevante para nosotros.

A lo largo de estos años hemos vivido momentos verdaderamente memorables, como el nacimiento de cada uno de nuestros cuatro hijos; también hemos sufrido instantes muy duros, como cuando perdimos a nuestro primer bebe. Ver crecer a nuestros hijos ha sido una verdadera gozada, escuchar sus primeras palabras, ser testigos de sus primeros pasos, verlos reír, jugar. escucharlos cantar… Tantos instantes que rebosan el corazón de alegría. Hemos tenido la fortuna de poder realizar innumerables paseos y viajes en los que hemos disfrutado como pareja y como familia. Ciertamente, tenemos mucho que agradecer.

A menudo me preguntan ¿cuál es el secreto para tener un buen matrimonio?  

Ahora que es nuestro aniversario he decidido compartir las diez claves que consideramos indispensables para gozar de esta maravillosa aventura.

UNO
Lo primero para tener una buena y sana relación es querer querer; en concreto, me refiero al compromiso que tenemos que actualizar todos los días. La clave está en que libremente decido cada día quererlo y al hacerlo lo hago consciente de quién es él; es decir, lo acepto tal cual es, con todas las cosas buenas que tiene, pero también con esas cosas que no me encantan tanto, pero que a su vez conforman parte de su personalidad. Gabriel, mi esposo, además agrega que el tema central de la decisión consciente del querer está en la fidelidad, honestamente me encanta que lo vea así y, más que lo vea, que lo viva así.

DOS
Al hablar de fidelidad no se puede dejar de lado la confianza, sin duda es una de las cosas que más paz produce es saber que solo tiene ojos para mí; me da muchísima seguridad. Confiar en el otro es una de las bases de toda relación en buenas condiciones y, con el paso de los años, se puede acrecentar, lo cual me permite mantener la certeza de que me quiera tal como soy. 

TRES
El respeto es esencial para incrementar el amor. Confieso que me cuesta trabajo, a pesar de lo importante que es y de ser consciente del beneficio que genera en una relación. Sin embargo, me doy cuenta del fruto que nos aporta cuando nos tratamos respetuosamente y, aún más, cuando respeto sus puntos de vista y su manera de ver las cosas. Es sorprendente lo que crece el amor cuando hay respeto entre nosotros.

CUATRO
La buena comunicación es sin duda uno de los pilares de cualquier  relación. Se vale no estar de acuerdo, pero tenemos que ser capaces de comunicar nuestro punto de vista y sobre todo expresar lo que sentimos. Poder compartir las preocupaciones, las ilusiones o desilusiones con él es una de las cosas que más me ilusionan del matrimonio, pues tengo la certeza de que me va a escuchar con atención e interés, en la mayoría de las veces. He aprendido que para mejorar la comunicación hay que crear el espacio oportuno; el momento y el ambiente adecuado definitivamente mejorarán la disposición para que me escuche y para que yo lo escuche.

Además de escucharnos con atención está el tema de interesarnos por lo que hace, por lo que le apasiona y aprender de eso que a él le ilusiona. Me doy cuenta que con los años hemos profundizado mucho en la profesión del otro, aprendiendo y compartiendo eso que tanto nos emociona. Las buenas conversaciones son el eje central del éxito de una buena relación.

CINCO
Admiración, me parece que admirar a nuestra pareja ayuda mucho a disfrutar el tiempo que compartimos y es una clave fundamental para que aumente el amor que sentimos por el otro. Para que este sentimiento permanezca y crezca es necesario apoyar e impulsar a nuestro amado a que siga desarrollandose en todos los aspectos de la vida, darle ánimos para que siga estudiando y mejorando, y que no deje de luchar para alcanzar sus metas.

SEIS
El agradecimiento es esencial para incrementar el amor. No solamente dar las gracias, sino verdaderamente agradecer y reconocer lo que el otro hace por nosotros y por la familia. Cuando se valora la dicha de poder compartir la vida con alguien que se esfuerza por sacar lo mejor de nosotros mismos, es necesario agradecer semejante bendición. También es necesario dar las gracias por todas las cosas que parecen insignificantes pero que hacen que la convivencia sea más amable.

SIETE
Pedir perdón y perdonar, es necesario tener la capacidad de reconocer cuando nos hemos equivocado, y pedir perdón nos acerca y nos hace humildes ante el otro, de igual manera tenemos que perdonar las faltas, lo que sin duda contribuye al amor y a disfrutar más de nuestra relación. A veces esto puede ser esencial para seguir. Es vital ser capaces de rectificar cuando cometemos algún error y olvidar eso que nos ha ofendido es esencial para avanzar.

OCHO
Reír juntos. El sentido del humor es clave para pasarla bien y disfrutar más de cada momento, es un elemento saludable en todas las dimensiones de la vida. El humor fomenta un espíritu de camaradería, facilita la convivencia, aumenta la posibilidad de llevar a cabo tareas complicadas y alivia el estrés. Proporcionar a nuestra familia un ambiente relajado y divertido facilita las buenas relaciones de unos con otros. 

NUEVE
Proyecto en común. Para que un matrimonio funcione es indispensable tener un plan de vida en conjunto, tener claro cuál es nuestra misión y nuestro propósito y trabajar para conseguirlo en equipo nos ayudará a mantenernos unidos. Se trata de soñar juntos y poner los medios necesarios para que esos sueños se hagan realidad. Compartir la fe es un punto fundamental de unión entre nosotros.

DIEZ
Compartir nuestros intereses nos permite gozar y disfrutar con el otro. Con los años que llevamos de casados he podido comprobar como nos ha acercado el compartir los intereses entre nosotros. Cuando planeamos un viaje, y definimos lo que queremos ver y hacer es muy gratificante que nos interesan las mismas cosas y que nuestras predilecciones han aumentado pues se han sumado las del otro.

Con estas diez ideas quisiera invitarte a profundizar en lo que te une con tu pareja y a disfrutar de la convivencia. Sin duda, la vida es más emocionante cuando la compartimos con quien amamos.

¡Hasta la próxima!